Mientras la campaña presidencial avanza, el expresidente Donald Trump parece recuperar terreno frente a sus competidores. El voto anticipado y por correo podrían ser determinantes en esta elección clave.
Por: Luis Rosales
En la actualidad, estamos viviendo un año crucial para la política internacional, especialmente en los Estados Unidos, donde las elecciones presidenciales están a pocas semanas de celebrarse. El proceso electoral ya ha comenzado en varios estados, como Georgia, donde los ciudadanos ya pueden emitir su voto de manera anticipada. Este sistema es solo una muestra de la diversidad política que caracteriza a Estados Unidos, un país compuesto por 50 estados con una autonomía notable, que permite que cada uno establezca sus propias reglas y procedimientos en materia electoral.
En este contexto, se destacan tres métodos principales de votación: el tradicional, donde el ciudadano acude en persona el día de las elecciones; el voto anticipado, que permite a los votantes sufragar antes de la fecha oficial, ya sea en persona o por correo; y el voto por correo, un sistema que se popularizó especialmente durante la pandemia. Aunque en la última elección presidencial de 2020 el voto por correo tuvo un auge considerable, los datos actuales indican que este año el volumen de sufragios anticipados está volviendo a niveles más típicos.
Pero más allá de los aspectos técnicos del proceso electoral, el ambiente político en Estados Unidos es intenso. Donald Trump, el expresidente que busca su reelección, ha estado en el centro de la atención mediática durante años. Con tres campañas presidenciales consecutivas (2016, 2020 y ahora en 2024), Trump ha demostrado ser un fenómeno electoral que despierta pasiones tanto a favor como en contra. En las elecciones de 2016 y 2020, Trump siempre parecía estar en desventaja cuando se trataba de compararlo personalmente con sus oponentes, ya que su personalidad directa y, en ocasiones, distante, no era vista como la más "política". Sin embargo, en ambas ocasiones logró conectar con el votante promedio estadounidense al abordar temas clave con soluciones que resonaban con su base electoral.
En esta nueva campaña, la situación ha cambiado ligeramente. Si bien en un principio la comparación entre Trump y el presidente Biden beneficiaba a Trump, dada la avanzada edad y la debilidad percibida de Biden, la aparición de Kamala Harris en escena alteró el equilibrio. Harris, con su juventud, carisma y su capacidad para conectar con diversos grupos sociales, parecía ser una amenaza considerable para Trump, al menos en términos de imagen pública. No obstante, con el paso de las semanas, y a medida que el debate se ha centrado más en las propuestas concretas de los candidatos, Trump ha vuelto a tomar ventaja en muchos aspectos. Actualmente, las encuestas muestran una carrera muy cerrada, con una ligera inclinación hacia Trump en algunas proyecciones.
La posibilidad de que Trump regrese a la Casa Blanca ya no parece una idea remota, sino una realidad cada vez más plausible. Aunque muchos medios de comunicación, en su mayoría críticos de Trump, hablen de un empate técnico, la tendencia indica que Trump podría tener una ventaja significativa. Si bien el desenlace de esta contienda será definido minuto a minuto, lo cierto es que el panorama electoral estadounidense está más vivo que nunca.
En las próximas semanas, el foco estará en los electores, esas figuras que realmente deciden la elección en el complejo sistema electoral estadounidense, donde cada estado tiene un peso específico en función de su número de electores. Lo que para muchos fuera de Estados Unidos puede parecer un sistema extraño o incluso incomprensible, en la práctica refleja la diversidad y el federalismo que caracterizan a este país.
Así que, a medida que nos acercamos al día de las elecciones, quedará por ver si Donald Trump logra consumar su regreso a la Casa Blanca, en una contienda que, sin duda, mantendrá al mundo entero en vilo.