Desde diciembre, se permitirán compras individuales de hasta 3.000 dólares sin aranceles para los primeros 400 dólares. Los cambios buscan fomentar el acceso a productos importados a precios competitivos.
En un intento por flexibilizar las restricciones cambiarias y facilitar el acceso a bienes importados, el Gobierno Nacional anunció que el límite para compras individuales al exterior mediante el sistema de courier aumentará de 1.000 a 3.000 dólares. Además, se eliminarán los aranceles para los primeros 400 dólares de cada envío, lo que reducirá significativamente los costos de importación para los consumidores. La medida estará vigente a partir de diciembre y forma parte de una estrategia más amplia para reducir gradualmente las restricciones al comercio exterior.
Este nuevo esquema también contempla que los productos que no superen los 400 dólares sólo tributarán el 21% de IVA, eliminando así otros impuestos que encarecían estas operaciones. Por ejemplo, una campera que en el sistema actual implicaba un sobrecosto del 67% en impuestos, bajo la nueva normativa tendrá un incremento impositivo del 21%, lo que reduce notablemente su precio final. Sin embargo, estas modificaciones no afectarán el régimen “puerta a puerta” tradicional, que seguirá operando con los correos oficiales y cuyo ajuste se anunciará próximamente.
La medida busca alinearse con prácticas internacionales y ampliar las opciones de consumo de los argentinos, permitiendo importar artículos como ropa, juguetes y pequeños electrodomésticos desde plataformas extranjeras. A su vez, se espera que las empresas puedan agilizar la compra de insumos y piezas fundamentales para su producción, optimizando procesos y tiempos en sectores clave. No obstante, esta política podría generar tensiones en la economía local, especialmente en sectores manufactureros que compiten directamente con productos importados.
Aunque desde el oficialismo se plantea esta flexibilización como un paso hacia la desinflación y una mayor competitividad en el mercado interno, los economistas advierten sobre posibles efectos adversos. Entre ellos, el impacto en las reservas del Banco Central y la presión sobre la industria nacional, que podría verse desplazada por bienes importados de menor costo. Asimismo, al reducirse los ingresos fiscales provenientes de los aranceles eliminados, se anticipa la necesidad de ajustes en otras áreas para mantener el equilibrio presupuestario.
El anuncio también coincidió con un contexto cambiario favorable, donde el dólar MEP y el tipo de cambio importador se acercaron en valores, facilitando una mayor previsibilidad para las operaciones en moneda extranjera. Este panorama sugiere que el Gobierno aprovecha esta ventana de oportunidad para implementar medidas de apertura, apuntando a satisfacer una creciente demanda de bienes importados de cara a las fiestas de fin de año.