OPINIÓN

Milei, el FMI y el entorno de Trump: cómo impacta el escándalo cripto

19 de Febrero, del 2025 - Opinión

Mientras la oposición argentina denuncia y los mercados reaccionan con cautela, el FMI y los sectores más conservadores evalúan el escenario con pragmatismo.

 

Por Luis Rosales, analista internacional


El reciente escándalo cripto que ha salpicado al gobierno de Javier Milei ha generado reacciones diversas a nivel internacional. Si bien en Argentina ha dominado la agenda política y mediática, en el exterior su impacto depende del sector que lo observe. Para la mayoría de la opinión pública global, se trata de un episodio más dentro de la volatilidad política argentina. No obstante, ciertos sectores económicos y políticos están prestando especial atención a lo que sucede.  


Milei llegó a la presidencia con una imagen disruptiva, rompiendo esquemas tanto en Argentina como en el mundo. En un país conocido por figuras icónicas como Maradona, el Papa Francisco y el Che Guevara, su ascenso como el primer presidente de corte libertario generó sorpresa y curiosidad. Su retórica agresiva y su falta de antecedentes políticos tradicionales lo convirtieron en un fenómeno exótico a los ojos del mundo.  


Sin embargo, Argentina sigue siendo un país periférico en la escena global, y los grandes actores internacionales no siempre la consideran una prioridad. Esto significa que, aunque el escándalo cripto ha sido cubierto por los principales medios del mundo, su repercusión ha sido limitada en términos de influencia real sobre la política internacional.  


Ahora bien, donde sí hay un impacto más notorio es en los sectores específicos que han apoyado a Milei, en particular los más conservadores y aquellos vinculados con la economía digital. En el universo cripto y de la tokenización de activos, Milei había generado una imagen positiva al defender un modelo de economía desregulada y basada en la tecnología. Por ello, este escándalo ha generado ruido y dudas en esos círculos.  


A nivel político, el Fondo Monetario Internacional no se horroriza fácilmente. La organización está acostumbrada a lidiar con países en crisis y con situaciones políticamente complejas. Su evaluación de Argentina seguirá estando basada en indicadores económicos más que en controversias mediáticas. Sin embargo, para el gobierno de Milei es clave manejar bien esta crisis, porque su imagen en ciertos sectores internacionales se había venido consolidando de manera positiva.  


En el entorno de Donald Trump, por ejemplo, se ha prestado atención a lo que ocurre en Argentina. Milei ha construido vínculos con el ala más derechista del Partido Republicano, y su visión libertaria tiene resonancia en esos círculos. Algo similar ocurre con figuras como Elon Musk, cuyo interés en las economías digitales y en la desregulación económica lo ha llevado a ver con buenos ojos ciertas iniciativas del gobierno argentino.  


La clave para Milei y su equipo será aclarar rápidamente los puntos oscuros de esta situación y deslindar responsabilidades. El manejo de la crisis es crucial, porque en la política internacional, lo importante no es solo lo que ocurra, sino cómo se comunica. En este sentido, el gobierno ha buscado responder con rapidez y fijar su propia narrativa.  


Finalmente, hay que recordar que Argentina representa solo el 2% de la economía estadounidense y no afecta de manera significativa a las grandes industrias de ese país. No obstante, la visión de autopercepción central que tenemos los argentinos nos hace pensar que cada crisis que enfrentamos tiene una repercusión mundial mayor a la que realmente tiene. Lo cierto es que, salvo en nichos específicos, el escándalo cripto es visto en el mundo como un episodio menor dentro de la historia convulsionada de Argentina.  


Las crisis políticas siempre ocurrirán. La clave está en saber administrarlas, resolverlas de manera clara y seguir adelante. El gobierno de Milei tiene un gran desafío en este sentido, pero también la posibilidad de demostrar que sabe enfrentar los momentos difíciles sin perder el rumbo.