OPINIÓN

La Plaza 25 de Mayo: un símbolo de la memoria viva e identidad de Resistencia

08 de Marzo, del 2025 - Opinión

Por: Francisco "Tete" Romero

Caminar por la Plaza 25 de Mayo de Resistencia es recorrer las huellas de nuestra historia. En su suelo, en sus monumentos y en cada rincón de su traza se entrelazan las decisiones políticas, la identidad cultural y las memorias colectivas que conforman la esencia de nuestra ciudad. Desde su origen hasta nuestros días, la plaza no ha sido un simple espacio público, sino el epicentro de la vida social, política y cultural de Resistencia.


El 16 de octubre de 1874, por la Ley 686, se estableció que dentro de las cuatro leguas del ejido urbano se destinarían cuatro manzanas al centro del trazado para conformar la plaza del pueblo. En un primer momento, este espacio fue concebido como un potrero, alambrado y dividido en parcelas destinadas al cultivo de alfalfa y a la siembra de árboles frutales. A finales del siglo XIX, comenzó su transformación en el corazón cívico de Resistencia, acompañada por instituciones fundamentales como la iglesia, el cuartel del regimiento y la cárcel.

El crecimiento de la plaza estuvo marcado por la incorporación de elementos arquitectónicos y artísticos que dan cuenta de los valores y acontecimientos que han definido la historia chaqueña. En 1886, el Concejo Municipal la denominó oficialmente Plaza 25 de Mayo en homenaje a la Revolución de 1810. A principios del siglo XX, se inició la instalación de monumentos y esculturas que hoy conforman un patrimonio invaluable. En 1910, se emplazó el primer monumento significativo: el busto del gobernador Donovan, quien lideró el territorio nacional del Chaco entre 1878 y 1893. Luego, en 1920, la colectividad italiana donó el Monumento a la Loba Romana, un símbolo de la influencia migrante en la formación de Resistencia.


Pero el verdadero símbolo de la plaza es, sin duda, el Monumento al General José de San Martín. Desde su colocación en 1950, se erige como punto cero de la ciudad y epicentro de actos cívicos y manifestaciones populares. La glorieta, que en su momento sirvió de escenario para la banda municipal, fue otro de los elementos distintivos que dieron vida al espacio antes de ser reemplazada por una fuente con peces autóctonos y hasta yacarés traídos de los desbordes del Río Negro.


En décadas posteriores, la Plaza 25 de Mayo se consolidó como un verdadero museo a cielo abierto. En 1962, el artista Raúl Monsegur aportó la obra “Génesis del Chaco”, una serie de cuatro esculturas ubicadas en dirección a la Avenida 9 de Julio. Más adelante, en 1979, Fabriciano Gómez contribuyó con un conjunto escultórico en conmemoración del centenario de la Escuela Benjamín Zorrilla. Estas intervenciones artísticas son la razón por la que Resistencia es reconocida hoy como la Ciudad de las Esculturas.


La Plaza 25 de Mayo no es solo un espacio de embellecimiento urbano, sino un testigo vivo de nuestra historia. En sus caminos han confluido la celebración y la protesta, la memoria y la identidad. Es el lugar donde cada resistenciano puede mirar hacia atrás y reconocerse en los relatos que forjaron nuestra ciudad, pero también proyectarse hacia el futuro. Porque conocer nuestra historia es comprender de dónde venimos y, sobre todo, saber hacia dónde queremos ir.