El psicólogo Pablo Melicchio reflexionó en diálogo con Radio Nordeste sobre la mentira y su impacto en los vínculos personales.
La mentira forma parte de la condición humana. Sin embargo, su impacto en la vida de las personas y en los vínculos que construyen es motivo de debate. En diálogo con Radio Nordeste, el psicólogo Pablo Melicchio fue categórico: “La mentira siempre es mala porque, cuando mentís, también te estás mintiendo a vos mismo”. Para el especialista, la verdad es liberadora, mientras que la falsedad genera una realidad ficticia que, tarde o temprano, se resquebraja.
Uno de los aspectos clave de la mentira es su función como mecanismo de evasión. Melicchio señaló que muchas veces la persona que miente lo hace porque no acepta su propia realidad. “Querés aparentar, querés estar en distintos momentos a la vez a través de la mentira, pero eso es insostenible a largo plazo”, explicó. De esta manera, se puede generar una especie de doble vida, en la que el engaño se convierte en una herramienta para construir una identidad falsa.
Pero ¿es lo mismo mentir que ocultar? Para el especialista, no. Aunque ambas prácticas afectan la confianza, el ocultamiento puede tener una justificación en ciertos contextos. “A veces, es oportuno no decir algo en un momento determinado porque estás cuidando al otro o tramitando una información que aún no está lista para ser dicha”, explicó. Sin embargo, advirtió que el problema surge cuando se confunde el acto de postergar una verdad con el engaño deliberado.
En cuanto a las denominadas “mentiras piadosas”, Melicchio sostuvo que incluso en esos casos se puede terminar lastimando más que protegiendo. “Nunca la verdad debería lastimar, el problema es cómo se dice. Si se comunica con ternura y empatía, la verdad siempre sana”, afirmó. Además, destacó que el engaño sostenido en el tiempo puede llevar a la persona a creerse su propia mentira, perdiendo así la línea entre realidad y ficción.
Sobre la posibilidad de cambio en una persona que ha mentido, el psicólogo señaló que no es lo mismo alguien que mintió en una situación específica y se arrepintió, que alguien que construye su vida en base a la falsedad. “Podés volver a apostar a quien mintió una vez y pidió perdón, pero si alguien sostiene un comportamiento mentiroso de manera sistemática, las secuelas pueden ser irreversibles en el vínculo”, advirtió.
Finalmente, Melicchio dejó una reflexión contundente: “Yo creo que todos mentimos”. Para él, la mentira es parte de la condición humana, pero su impacto depende de la intención con la que se la utilice y de la conciencia que se tenga sobre sus consecuencias. En definitiva, la clave está en elegir la verdad, por más difícil que sea comunicarla.