La decisión del Gobierno impide que quienes no tengan 30 años de aportes puedan acceder a una jubilación ordinaria, dejando como única opción la PUAM, con haberes reducidos.
A partir del 23 de marzo, el Gobierno de Javier Milei pondrá fin a la moratoria previsional, una medida que permitía a quienes no reunían los 30 años de aportes acceder a una jubilación. La decisión dejará a unas 500.000 personas sin posibilidad de retirarse con un haber ordinario, forzándolas a optar por la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM), un beneficio inferior y con mayores restricciones.
La situación golpea con mayor dureza a las mujeres, ya que el Gobierno decidió elevar su edad jubilatoria de 60 a 65 años, igualándola a la de los hombres. Además, aquellas que accedan a la PUAM perderán el derecho a la pensión por fallecimiento de sus cónyuges. Como si esto fuera poco, este beneficio es incompatible con ingresos laborales, lo que significa que muchas personas deberán pasar años sin la posibilidad de generar ingresos propios antes de poder acceder a la cobertura estatal.
La medida del Ejecutivo ignora que la falta de aportes previsionales no es una elección individual, sino consecuencia de la informalidad laboral y la evasión de los empleadores. Según datos oficiales, el 52% de quienes buscan jubilarse tienen menos de 10 años de aportes registrados, mientras que solo el 18% logró alcanzar entre 25 y 30 años. La moratoria era la única alternativa para miles de personas que trabajaron sin registración o que, pese a estar en blanco, no recibieron aportes por parte de sus empleadores.
La eliminación de esta herramienta va a impactar directamente en la calidad de vida de los adultos mayores, y además debilitará el sistema previsional. Sin la moratoria, el 69% de las mujeres que cumplen 60 años en 2025 y el 50% de los varones que llegan a los 65 no podrán acceder a una jubilación ordinaria, lo que reduce la base de cotizantes y debilita el financiamiento del sistema.
A nivel económico, la diferencia entre la jubilación mínima y la PUAM es notoria. Mientras que los jubilados reciben $349.121 con el bono incluido, quienes accedan a la PUAM cobrarán solo $293.297 y no podrán percibir ingresos adicionales. Para quienes quedan fuera del sistema, la situación será aún más grave, ya que deberán subsistir sin ningún tipo de ingreso estatal hasta cumplir la edad requerida.
El cierre de la moratoria previsional se traduce en un ajuste sobre los sectores más vulnerables, quienes dependen del Estado para garantizar una vejez digna. Sin un sistema que contemple la realidad del mercado laboral argentino, cientos de miles de personas quedarán a la deriva, enfrentando un futuro de incertidumbre y precarización en su etapa más vulnerable.